El sexo fue planeado por Dios como la expresión de amor entre la pareja y como el medio por el cual la humanidad debía reproducirse. El nos creó como seres sexuales capaces de hallar satisfacción y él mismo se deleita en que hagamos buen uso de éste. Pero como todo, el sexo tiene su tiempo, su orden y sus límites. Dios ideó que el sexo fuera parte del matrimonio y no para relaciones anteriores o ajenas a éste.
Todo lo bueno tiene su tiempo. La lluvia es buena para la siembra, pero si ésta se sale del tiempo correcto, llega a ser desastrosa para la cosecha. Así es el sexo, es bueno, pero dentro del tiempo que Dios mismo determinó para éste. (Eclesiastés 3)
El mundo nos ha llenado con la idea de que el sexo es pecaminoso o morboso, y muchos lo asocian con pasiones carnales. Pero Dios lo creó como algo bueno, agradable y perfecto. No es el sexo en sí mismo el malo, sino la desviación que la humanidad ha hecho de éste, con pornografía, sexo antes del matrimonio, el adulterio, la homosexualidad y otras muchas más.
El sexo y los jóvenes
Definitivamente el sexo no es para aquellos que no están casados. La Biblia nos dice que la fornicasión es un pecado contra Dios y contra nosotros mismos (1era Corintios 6.18-19). Mucho se ha bombardeado a los jóvenes para llevarlos a tener relaciones sexuales. El diablo ha utilizado la televisión y otros medios de comunicación, así como la presión de grupo, el temor al rechazo o la infructuosa búsqueda de amor propio. Los jóvenes no deben dar rienda suelta a sus pasiones o curiosidades y tampoco deben dejarse engañar por falsos argumentos.
Ser virgen es un honor que el mismo Dios nos concedió cuando nacimos para entregarla una sola vez a la persona con quien hemos decidido compartir el resto de nuestra vida.
Los problemas ocasionados por el sexo
El sexo fuera del orden divino, como cualquier otra cosa, trae como consecuencia una gran serie de problemas, tales como embarazos, “metidas de pata”, madres solteras, enfermedades venéreas (SIDA y otras), abandonos de hogar, familias destruidas, etc. Dice Santiago 4.1 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?”
La historia de Amnon y Tamar en 2da de Samuel 13 es una fuerte advertencia a todo joven que confunda el amor con el sexo prematrimonial. El resultado de fornicar fue que ambos se aborrecieron más de lo que antes se habían amado.
Evitando las tentaciones
Para salir airosos de una tentación se debe abstener de todo lo que alimente el deseo de pecar a través de nuetsros sentidos, huir de situaciones comprometedoras y fortalecerse en el Señor, en su gracias y poder. Algunos ejemplos bíblicos de persoajes que vivieron tentación sexual son:
- José con la esposa de Potifar. José estuvo en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto
con al mujer incorrecta (Génesis 39.7-20).
- David, quien pecó con Betsabé al estar ocioso y verla bañándose por la ventana. Fue atrído
al estimular sus ojos y cayó (2da de Samuel 11.1-4).
- Job, quien para no pecar hizo el compromiso de no ver a las doncellas y desearlas (Job 31.1-
4).
Huir de la fornicación
1era de Corintios 6.18 no enseña a huir de la fornicación. Como ser sexual, el jóven debe comprender que la mejor forma de no ser atrído por la fornicación es evitar la estimulación. Por eso se nos dice que huyamos de las pasiones juveniles (2da Timoteo 2.22) La Biblia nos dice que ni aun se hable de ello entre los cristianos (Efesios 5.3)
Como la Biblia nos manda a huir de la fornicación, debemos huir de aquellas personas y circunstancias que nos llevarían hacia ella.