
Dando a Dios lo Primero y lo Mejor
En el Antiguo Testamento, esto se reflejaba en las primicias de las cosechas y los primogénitos del ganado (Éxodo 23:19, 13:2), símbolos que apuntaban a Cristo. Hoy, bajo la gracia, este principio sigue vigente, pero va más allá del dinero: incluye tiempo, adoración, servicio y corazón (Mateo 6:1-18).
Excelencia Espiritual
Dios rechazó las ofrendas mediocres en Malaquías 1:6-14 (animales enfermos, pan inmundo), porque reflejaban un corazón distante. La lección es clara: dar a Dios con excelencia no es obligación, sino respuesta de amor.
Elección Radical
Abraham ilustró esto al rechazar las riquezas de Sodoma y dar sus diezmos a Melquisedec (Génesis 14), simbolizando lealtad a Cristo sobre lo material. Hoy, enfrentamos la misma disyuntiva: ¿invertimos en lo temporal o en lo eterno?
Tesoros Que Perduran
Jesús enseñó que nuestros tesoros (dinero, tiempo, energía) definen nuestro corazón (Mateo 6:19-24). Lo terrenal se desvanece, pero lo invertido en el Reino permanece. ¿Dónde está tu cuenta celestial?
Enfoque Eterno
Para el nuevo año, el desafío es buscar primero el Reino (Mateo 6:33). No se trata de abandonar metas terrenales, sino de priorizar lo eterno:
- Tiempo: Devocionales sinceros.
- Recursos: Generosidad con propósito.
- Energía: Servicio con pasión.
Un Corazón Transformado
El amor a Dios no nace de sentimientos, sino de acciones: al darle lo primero, el corazón se alinea con Él. Como Abraham, declaremos: “Mi lealtad es para Cristo”.
Dios no quiere sobras, sino excelencia. En 2025, invirtamos en tesoros eternos y veremos Su fidelidad en lo temporal.