¿Por qué pasamos por pruebas?
En la vida cristiana, las pruebas son inevitables. Todos, en algún momento, hemos elevado nuestra voz a Dios preguntando: “¿Por qué me pasa esto?”. Pero más importante que el por qué es el para qué. Dios no permite el sufrimiento por casualidad; siempre hay un propósito detrás de cada proceso.