La Sabiduría, somos oidores y hacedores transformados
Por Eliza Coronado
En nuestro caminar cristiano, escuchar la Palabra de Dios es fundamental. Pero la verdadera transformación, la bendición auténtica, llega cuando pasamos de ser meros oidores a hacedores activos de esa Palabra. Como nos recuerda Santiago 1:22: “No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica”. Esta es la esencia de la sabiduría divina que anhelamos vivir.
La Palabra: Nuestra Guía y el Llamado a la Acción
La Palabra de Dios es descrita como “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). Es nuestra guía para cada decisión, relación y situación. Sin embargo, Santiago nos advierte claramente: escuchar sin obedecer es como mirarse en un espejo y olvidar al instante lo visto. El verdadero cristiano no busca la bendición como fin último, sino que la recibe como fruto natural de la obediencia y la práctica fiel. Somos llamados a ser trabajadores efectivos en el Reino, aplicando lo aprendido cuando enfrentamos desafíos.
La Sabiduría de Dios: Más que Conocimiento
La sabiduría del mundo es acumulación de datos; la sabiduría de Dios es la capacidad práctica de aplicar Su Palabra en el momento preciso. Es discernir entre el bien y el mal, saber cuándo hablar o callar, cuándo actuar o esperar. Tres ejemplos bíblicos nos iluminan:
- Salomón: Pidiendo Sabiduría (1 Reyes 3:5-11): Ante la abrumadora tarea de gobernar, Salomón no pidió riquezas ni victorias, sino “discernimiento para gobernar… y distinguir entre el bien y el mal”. Su prioridad fue agradar a Dios y servir a Su pueblo. Dios, complacido con su corazón, le concedió no solo sabiduría, sino también riquezas y honor. ¿Qué pedimos nosotros primero ante las dificultades?
- José: Sabiduría Forjada en el Dolor (Génesis 41:39): José vivió un proceso largo y doloroso (traición, esclavitud, cárcel, olvido). Pero en cada etapa, administró con fidelidad y buscó a Dios. Cuando interpretó el sueño del Faraón y propuso una solución práctica, este reconoció en él algo sobrenatural: “Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú”. Su sabiduría, forjada en la prueba y puesta al servicio de otros, lo llevó a una posición de gran autoridad. Los procesos difíciles, vividos con fe, son el crisol de la sabiduría útil.
- Abigail: Sabiduría Práctica y Resolutiva (1 Samuel 25): Frente a la necedad y mezquindad de su esposo Nabal, que ofendió al futuro rey David, Abigail actuó con rapidez, humildad y discernimiento. Previno la destrucción de su casa reconociendo la autoridad de David, honrándolo con acciones concretas y apaciguando su ira con palabras sabias. Supo callar en el momento inoportuno y actuar con decisión cuando era necesario. Su sabiduría salvó vidas y fue recompensada.
El Espíritu de Sabiduría para Conocerle Mejor
La sabiduría bíblica no es un concepto abstracto, sino un llamado a la acción transformadora. Nos permite administrar bien las bendiciones, resolver conflictos, honrar a otros y reflejar a Cristo en lo cotidiano. No basta con acumular conocimiento; necesitamos el “espíritu de sabiduría y de revelación” (Efesios 1:17) que Dios promete darnos. ¿Para qué? “Para que lo conozcan mejor”. La verdadera sabiduría profundiza nuestra relación con Él y nos capacita para vivir como hacedores efectivos de Su Palabra.
¿Eres solo oidor, o un hacedor transformado?
Deja de desperdiciar el tiempo en lo pasajero. Invierte en conocer Su Palabra, pídele sabiduría específicamente para cada situación que enfrentes (económica, familiar, laboral, relacional), y ponla en práctica. Cuando caminamos en esta sabiduría divina, reflejamos Su gloria, administramos bien Sus dones y experimentamos la bendición que fluye de una vida obediente y alineada con Su voluntad. Hoy es el día para pasar de escuchar a hacer, y así convertirnos en cristianos verdaderamente efectivos para Su Reino.