TEMA II

Aceptación y Humildad, Pilares del Servicio Verdadero

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús

Filipenses 2:5


En Sublime Gracia, entendemos que servir a Dios exige más que acciones: requiere un corazón transformado por la aceptación y la humildad. La verdadera entrega nace cuando reconocemos la soberanía de Dios en nuestros procesos (Proverbios 3:5-6), adaptándonos sin resistencia a Su voluntad. Esto no es resignación, sino una elección activa de confiar, incluso cuando enfrentamos cambios dolorosos, pérdidas o circunstancias que desafían nuestro orgullo.

¿Por qué Aceptar es Esencial?

  1. Evita el desgaste espiritual: La queja prolonga nuestras pruebas, como le ocurrió a Israel en el desierto (40 años de estancamiento).
  2. Fortalece la unidad: Romanos 15:7 nos llama a “aceptarnos unos a otros como Cristo nos aceptó”. En el servicio, trabajamos con personas diversas, y la humildad nos permite honrar a Dios a través de la paciencia y el perdón (Efesios 4:32).
  3. Previene caídas: El orgullo no confesado –como el de Naamán (2 Reyes 5) o David (2 Samuel 12)– nos lleva a esconder pecados, buscar fugas dañinas (pornografía, lujuria) y, finalmente, destruir ministerios y familias.

Jesucristo: Nuestro Modelo de Humildad

Filipenses 2:5-11 nos recuerda que Cristo, siendo Dios, “se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo”. Su entrega hasta la muerte en la cruz nos muestra que la grandeza en el Reino se mide por la capacidad de servir sin buscar reconocimiento (Marcos 9:35). Como Sus seguidores, estamos llamados a imitar esta actitud: ser los últimos para que Dios sea el primero.

Un Llamado a la Transparencia

La humildad auténtica implica:

  • Reconocer nuestras luchas (financieras, emocionales, espirituales) sin vergüenza.
  • Buscar ayuda en la comunidad: Hablar con líderes o hermanos, como hizo David con sus consejeros, previene que pequeños errores se conviertan en caídas monumentales.
  • Servir aun en el dolor: Aunque lleguemos desanimados, nuestro servicio –una palabra, un abrazo– puede ser el canal que Dios use para sanar a otros (2 Corintios 1:4).

Conclusión: La Recompensa de la Rendición

Dios no busca servidores perfectos, sino corazones dispuestos a aceptar Su proceso. Cuando soltamos el control, Él nos usa para acercar Su reino a los que sufren, reflejando Su amor sin hipocresía. Como dijo Jesús: “El que quiera ser primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9:35).



Scroll to Top